Museo del Transporte ( parte II )
Museo del Transporte Luján
Nombre puesto por un niño de unos dos a tres años a las antiguas maquinas de vapor.
Este niño, como muchos, tenía la debilidad por los trenes y en los ’60 cuando los fines de semana viajaba desde Plaza Constitución a Glew pegaba la ñata contra el vidrio para ver los trenes que pasaban por las vías contiguas, por supuesto que cuando circulaba alguna de las últimas maquinas de vapor era imposible distraerlo y sus ojos se le salían de sus orbitas observándolas.
Como comentario de color, un día, en uno de estos viajes, este niño contemplando tranquilamente una Mototora, se le interpuso súbitamente entre sus ojos y ella, un tren de carga, a lo que emitió todo tipo de epítetos que hicieron que a sus padres sus rostros se les pongan de todos colores ante la sonrisa de los restantes pasajeros.